Longplayer
- joventutalcoi

- 3 sept
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept
La canción que sonará durante 1.000 años

Longplayer
Cuando hablamos de música, a menudo pensamos en canciones de pocos minutos o en obras clásicas que pueden llegar a durar horas. Pero existe una composición que va mucho más allá de eso: Longplayer, una pieza diseñada para sonar durante 1.000 años seguidos sin repetirse nunca.
Cómo se ha construido
La composición no está grabada ni escrita de manera convencional. Se trata de un algoritmo musical generativo capaz de combinar de manera matemática fragmentos de sonidos provenientes de cuencos tibetanos. Estos sonidos, reordenados constantemente por un sistema informático, crean una pieza que cambia lentamente, pero que nunca se repite exactamente.
Esta metodología asegura que la música sea infinita dentro del marco de 1.000 años y, al mismo tiempo, mantiene un sentido de armonía y coherencia.

Un reto técnico y filosófico
Mantener una pieza viva durante un milenio es un reto enorme. Por eso, la obra está gestionada por la Longplayer Trust, una fundación creada para garantizar que el proyecto continúe en marcha durante siglos, independientemente de los cambios tecnológicos o sociales que puedan venir.
Longplayer no es solo música: es también una reflexión sobre el futuro, sobre la paciencia y la relación de la humanidad con el tiempo largo. Es una obra que nos obliga a pensar más allá de nuestra propia vida e imaginar la continuidad de la cultura humana.
Dónde se puede escuchar
Aunque existen puntos físicos en el Reino Unido donde Longplayer suena sin interrupción desde el año 2000, también se puede escuchar en línea gracias a la transmisión en directo que ofrece la fundación. Esto permite que cualquier persona, desde cualquier lugar del mundo, pueda conectarse a una música que viaja mucho más lejos que nosotros mismos.
Una experiencia única
Longplayer nos recuerda que la música no solo es arte efímero para un momento concreto, sino que puede ser también un legado de largo recorrido, una forma de comunicarnos con generaciones que todavía no han nacido.
Es una invitación a la calma, a escuchar sin prisa y a entender que las grandes ideas necesitan tiempo, paciencia y visión de futuro.







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